En este mes de diciembre de 2018
el Gobierno de Canarias dada la situación crítica de conservación en la que se
encuentra el guincho (Pandion haliaetus)
en las islas ha iniciado los trámites para declarar a esta esta especie en “peligro
de extinción”.
Los últimos censos realizados
venían alertando de la situación actual en la que se considera que se encuentra
“al borde de la extinción” ya que sólo quedan siete parejas y sólo en dos se ha
constatado la reproducción. Estas parejas están distribuidas entre La Gomera,
Tenerife y el islote de Alegranza. La población de la especie en Canarias
ha venido decreciendo desde 1950 en donde se estimaban unas 50-60 parejas, desde
1980 al 2008 se mantenía relativamente estable entorno a las 14-15 parejas, hasta
reducirse a las siete actuales durante los últimos diez años.
El Archipiélago Chinijo
representaba el enclave principal para la conservación de la especie en
Canarias ya que albergaba un tercio de su población, dentro un único espacio
natural protegido. En el Parque Natural llegó a
estar en La Graciosa, y en todos sus islotes y roques, además de estar presente
en el Risco de Famara. En Alegranza se tiene constancia de siete nidos,
llegando a comprobarse la presencia el mismo año de hasta cuatro parejas.
La situación es tan crítica que
mientras se inician los trámites para declararla “en peligro de extinción” y
aprobar posteriormente un plan de recuperación se pretende aprobar antes un
plan de conservación, en la actualidad está considerada como especie “vulnerable”,
que pueda ser asimilado por el plan de recuperación y que desde ya establezca
la declaración de zonas críticas para su conservación.
Entre los objetivos del plan de
conservación están el reducir las amenazas detectadas en los lugares con uso
habitual de la especie, entre los que se encuentra el Parque Natural. Los
principales factores con incidencia negativa sobre la especie en Canarias,
detectados por el Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas
Canarias (Gohnic), se encuentran relacionados con “las molestias en las zonas de cría
producidas por embarcaciones de recreo y motos acuáticas, pesca desde la orilla
en enclaves próximos a los nidos, e incluso disturbios por excursionistas”.
Desgraciadamente contrasta la
urgencia del Gobierno de Canarias en aprobar el plan de conservación de la
especie mientras se tramita su catalogación como especie en peligro de
extinción con la “lentitud” de las administraciones públicas en aprobar el PORN
del Parque Natural que permitiría que éste recuperara su vigencia y por lo
tanto su PRUG en donde se regularían, entre otras, las actividades humanas
causantes del declive de la población del águila pescadora.
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